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En un convento vivía un loro que era muy, pero muy grosero y altanero, lo único que sabía decir era:
¿Qué se muera la madre superiora?
Bueno, entonces cansadas las hermanas le dijeron al cura:
Padre, no sabemos que hacer con ese loro es muy mal educado, ya parece que no tiene remedio
y el padre les dijo:
No se preocupen yo tengo un loro que todo el día reza es la criatura más cristiana que he conocido, tal vez si los ponemos juntos capaz que se regenere este loro.
Y así los loros convivieron por unos días en paz hasta que de nuevo volvió a decirlo:
¿Qué se muera la madre superiora!!
y el otro contestó:
Te lo pedimos señor.