Clasificación Gallegos
Recorre en horas de la tarde un gallego de edad el jardín de su casa, cuando ve una ranita muy vistosa, y tomándola entre sus manos, la conduce a una pileta. Cuando oye una dulce voz que le dice: ¡bello señor, soy una princesa encantada, si usted me da un beso, yo le brindaría las noches de amor más agradables que se puede imaginar!. El gallego la piensa unos minutos, y le contesta, no prefiero una ranita que hable.
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