Clasificación Viejos
Raquel, de 84 años, y Juana de 85, siempre fueron intimas amigas; como no querían crear problemas a sus hijos y nietos, cada una resolvió irse a vivir a una Residencia de 3ª Edad de sus respectivas religiones.
Pasados algunos meses, Juana echa mucho de menos a su amiga y decide ir a visitarla a la Residencia Judía.
Se encuentran en una fiesta de llantos, besos y abrazos. Pasadas las primeras emociones, se ponen a conversar: Y, Raquel, dime, ¿cómo es la vida en esta casa?
Raquel cuenta de la comida maravillosa, de las instalaciones, de las enfermeras. Después, con un guiño de ojos, le hace una confidencia: Lo mejor, Juana, es que tengo un novio. Juana exclama ¡Virgen Santa! Que maravilla Cuéntame como es eso.
Bueno, después del almuerzo nos vamos hasta mi habitación y nos sentamos en el borde de la cama. Yo dejo que me toque por arriba y después abajo, y entonces cantamos canciones judías. ¡Es maravilloso!
Eso es una bendición, Raquel. Estoy muy feliz por ti.
¿Y tu Juana? pregunta Raquel ¿Cómo es en tu Residencia?
Juana cuenta de la comida maravillosa, de las instalaciones, de las enfermeras. Después, con un guiño de ojos, le hace una confidencia: Yo también tengo un novio, Raquel
Oh, que bien, Juana ¿Y qué es lo que haces con tu novio?
Juana sonríe y dice: Subimos a mi habitación, después del almuerzo y nos sentamos en el borde de la cama. Le dejo que me toque por arriba, después abajo.
Raquel pregunta, ansiosa: ¿Y entonces?
Juana continua: ¡Y entonces, como no conocemos ninguna canción judía, cogemos!
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