Clasificación Crueles
Paralizado de la cintura para abajo desde que nació, un tipo leyó en el periódico que en Lourdes, Francia había una piscina llena de agua bendita que hacía milagros. El se consiguió plata, el pasaje y se fue a Francia. Al llegar allá, dijo la siguiente oración antes de tirarse al agua: Dios mío, mira cómo me hiciste nacer, ¿te parece bien? Sufro desde hace demasiado. Te pido, te lo suplico, que cambies las cosas para que yo pueda tener algo nuevo en mi vida. Y, del afán, se tiró al agua sentado en su silla de ruedas. Cuando lo sacaron de allí, él seguía paralítico pero, eso sí la silla salió con dos neumáticos nuevos.
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