Un par de viejitos estaban haciendo el amor apoyados al cerco metálico de un parque, un policía se les acerca y les incrimina diciéndoles: ¿Cómo es posible que a su edad hagan el amor en el parque tan frenéticamente, tan violentamente, tan apasionadamente?
A lo que el viejo le responde: Que frenético, ni violento ni apasionado; lo que pasa es que en mis tiempos este cerco metálico no estaba electrificado carajo.

Mientras el avión atestado está a punto de despegar, la calma es rota por un pequeño de 5 años que escoge ese momento para hacer una tremenda rabieta. No importa lo que hiciera la frustrada y avergonzada madre para calmarlo, el niño continuaba gritando furiosamente y pateaba los asientos alrededor. De pronto, desde el fondo del avión se levantó un anciano general en uniforme, con el pecho cubierto de condecoraciones, que caminó lentamente por el pasillo, llegó hasta donde estaba el niño e inclinándose suavemente le dijo algo al oído. De inmediato, el niño se tranquilizó, tomó la mano de su madre, y se abrochó su cinturón. Todos los pasajeros empezaron a aplaudir. Mientras el general regresaba lentamente a su asiento, una de las azafatas le dijo: Disculpe, señor, pero podría decirme que palabras mágicas usó para callar a ese pequeño. El viejo sonrió y dijo: Simplemente le mostré mis condecoraciones, y le expliqué que todas esas medallas me autorizaban a tirar a un pasajero por la puerta del avión en el momento que yo quisiera.

Un abuelo a su nieto: Hijo, si me vas a comprar viagra te dejo 30 pesos bajo tu almohada. El niño accedió y fue rápido a la farmacia por el encargo de su abuelo,
al regresar a su casa se lo entrega a su abuelo y este le da las gracias. El niño corre rápido a su habitación a revisar su almohada y en vez de 30 encontró 100 pesos, entonces fue con su abuelo y le cuestiona, abuelo, me dijiste que me dejarías 30 pesos debajo de mi almohada y encontré 100, ¿Los otros 70 también son míos?, a lo que el abuelo responde: Mira hijo, los 30 pesos te los deje yo pero los otros 70 te los dejo tu abuelita.

Era una vez una pareja de ancianos, que caminaba por un shopping , entonces pasan por una tienda de ropa de mujer y dice: Ay, querido, cómprame ese vestido, y el hombre contesta: Con ese cuerpo de lava ropas, ni lo pienses. Siguen caminando y pasan por otra tienda de ropa y dice: Ay, que linda pollera, me la compras, y el hombre contesta: Con ese cuerpo de lava ropas, ni lo pienses. En la noche, el hombre le dice a la esposa en la cama: Vamos a poner a esa maquinita a funcionar. Y la mujer contesta: Sólo para lavar ese trapito, mejor lavarlo a mano.