Un señor sube a un tren y va a sentarse junto a una monjita sin darse cuenta de que sobre el asiento hay un paquetito. Le dice la monjita: ¡Cuidado, cuidado, los huevos!
El señor, dándose cuenta de la existencia del paquetito, dice: ¿Lleva usted huevos, hermana?
La monja le contesta: No, ¡alfileres!

Llegan unas monjitas al despacho de un empresario y le dicen: ¿Cuánto nos dará de donativo?
Nada...
¿Nada? ¿Cómo es posible? Su hijo nos ha dado diez millones
Ya, pero es que mi hijo tiene un padre millonario, y Yo no.

Una vez en un lugar de Europa, en un templo muy antiguo, un sacerdote ya anciano va caminando y se encuentra un cabello. Después de observarlo, llega a la conclusión que es de San Pedro. Entonces llama al vaticano y le dice a su santidad que tiene una reliquia de San Pedro. El Papa se va directo hacia allá. Mientras el llegaba pusieron a una monjita a limpiar todo porque iría medio vaticano. El padre le dice: Voy a poner el cabello debajo de esta capulita de vidrio, dejas todo limpio y cuidas mucho el cabello.
La monjita se puso a limpiar y al limpiar el librero donde estaba la capulita, la levanto y sacudió el cabello. De repente se dio cuenta que el cabello ya no estaba, muy rápidamente sacó un cabello de su pucha y lo puso debajo de la capulita. Cuando su santidad llegó vio el cabello, lo chupo, lo olió y después dijo: No hay duda este cabello es de San Pedro y también es seguro que San Pedro era pescador.

Sor Matilde estaba haciendo auto-stop en la ruta y es recogida por una
chica, joven y bonita, en un lujoso mercedes. inician una animada
conversación y, en determinado momento sor Matilde, mujer al fin,
elogia el hermoso vestido de la chica
* Si, hermana, es muy bonito y caro - responde ella - fruto de una
noche de amor...
La monjita tarda un tanto en comprender y pregunta de nuevo:
* ¿y las joyas también?
* También, pero fueron varios meses de amor...
* ¡ No me digas que también el auto...!
* Esa es una larga historia... fue más de un año de amor.
Llegan al convento, se despiden y sor Matilde se encierra en su celda y
se prepara a dormir, en ese momento, golpean a la puerta.
* ¿ quién es? - pregunta ella.
* El padre Juan - le contestan de afuera
* Padre Juan... Dios me perdone, pero ¡métase las estampitas en el
culo...!